Trinidad

Trinidad

Ubicada en la central provincia de Sancti Spiritus, la antaño conocida como Villa de la Santísima Trinidad tuvo su origen hacia el 1514, para colocarse entre las siete primeras villas fundadas por los españoles en el archipiélago cubano. Es una ciudad que se forjó con el sudor de los negros esclavos, las creencias religiosas de éstos, unidas a las raíces aborígenes y a la influencia de los colonizadores europeos, constituyen hoy su identidad cultural. En la cultura se suman los talentos musicales del territorio, que han contribuido de manera significativa a la música cubana. Trinidad tiene el privilegio de ser una de las localidades coloniales del país y califica además entre los conjuntos arquitectónicos más completos y conservados del continente americano y ha sido nombrada la Ciudad Museo de Cuba. El signo decorativo característico de las viviendas de la ciudad tiene su base en la ornamentación neoclásica, reflejada en murales, molduras, marcos de madera y en las caprichosas formas que los forjadores del hierro lograron imprimirle, para que se convirtiera en uno de los mayores encantos de la ciudad. La construcción más interesante es la Plaza Mayor de la Santísima Trinidad. Hay muchos lugares de interés que ver en Trinidad (Ej. el Museo Arqueológico Guamuhaya, la Iglesia de Santa Ana, la calle Simón Bolívar …) pero el más impresionante de todos los museos de Trinidad es Museo Municipal de Trinidad y visitar el Taller Alfarero, un gran taller de cerámica donde aún se utilizan técnicas tradicionales. Cerca de esta ciudad colonial se encuentra, la región montañosa del Escambray que invita a los visitantes a días de intensa actividad en el Parque Nacional Topes de Collantes, localizado a 800m sobre el nivel del mar y donde se encuentra el Salto del Caburní (Monumento Nacional) entre otras atracciones. El vasto y cercano Valle se San Luis, también conocido como el Valle de los Ingenios, muestra el esplendor de la industria azucarera dio a esta villa a finales del siglo XVII. Este Valle, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, es una importante reserva ecológica. Se cuenta que en sus tiempos de esplendor esta área fue la mayor productora de azúcar en el país. Aquí hay docenas de ingenios que pueden ser observados desde la Torre de Manaca-Iznaga de 45m de altura, y cuya campana era usada para anunciar el inicio y el final de las sesiones de trabajo en las plantaciones de caña de azúcar. A una docena de kilómetros de la villa se extienden las suaves arenas de Playa Ancón, dueña de cálidas y tranquilas aguas tributadas por el Mar Caribe, en un ambiente que constituye una invitación a la práctica de deportes náuticos, con unos 30 puntos para el inmersionismo.

 

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